Ayer tuve uno de esos pequeños ratos en los que se disfruta de la naturaleza. Una vaca muerta siempre atrae a gran cantidad de buitres leonados, pero si encima estas cerca de la sierra de Guadarrama es muy fácil que aparezcan los espectaculares buitres negros.
Dos docenas de buitres leonados y ocho buitres negros descansaban de su panzada. Un rato medio escondido tras unas piedras me permitió disfrutar de la espectacular estampa.
Antes de irme un alcaraván comenzó a caminar dando giros rápidamente supongo que, como bien contaba Felix Rodriguez de la Fuente, para despistar sobre la localización de su prole.
Todo esto muy cerquita de Segovia, a apenas cinco kilómetros. La lastima no disponer de un buen teleobjetivo, con lo cual os lo tendréis que creer y suponer que los puntos más oscuros son buitres negros y los más claros leonados.
Por cierto la montaña de fondo es la conocida Mujer Muerta, con su peculiar silueta.