En el mes de julio pudimos disfrutar de unos pocos días en la montaña. Elegimos una vez más la montaña palentina. Además de poder patear un poco, esta zona es una maravilla por la cantidad de arte de la que se puede disfrutar.
Una de las rutas que intentamos completar fue la subida al Espigüete, es uno de los picos que más veces he intentado subir y en el que más veces me he estrellado. Esta vez fue la forma física y el tiempo. No nos vimos capaces de subir y bajar disfrutando del camino y por lo tanto quedó pendiente para otra ocasión.
Como sustituto elegimos el vecino Pico Murcia de 2.341 m, una subida muy tranquila salvo algún pequeño tramo un poco más pendiente. Al final, en el último repecho, la niebla se nos echo encima y nos impidió coronar. Aún así pudimos disfrutar del paseo y de unas amplias vistas.
En la bajada encontramos una gran variedad de plantas de las que os enseño algunas, el viento era bastante fuerte con lo que se complico bastante conseguir el enfoque perfecto.
El inicio de la subida, el pico que se ve a la derecha es el Murcia.
El agua de un pequeño arroyo permite refrescarse en el camino.
El Espigüete oculto por la niebla, supongo que algún día caerá.
Vistas de la montaña palentina durante la subida. Las nubes poco a poco van bajando.
Gentiana Lutea, un preciosa planta de flores naranjas y gran porte.
Una de mis preferidas en la montaña, la siempreviva, probablemente
Sempervivum Vicentei. Con sus preciosas flores rosas.
La primera vez que soy consciente de haber visto esta planta carnivora, Drosera Rotundifolia.
En breve espero poderos enseñar algunas de las iglesias románicas que vimos esos días.
